En su nuevo libro, *Natural Magic: Emily Dickinson, Charles Darwin, and the Dawn of Modern Science*, Renée Bergland explora la relación entre la poesía y la ciencia a través de las vidas de Emily Dickinson y Charles Darwin. Aunque sus trayectorias fueron distintas—Darwin como naturalista público y Dickinson como poeta reclusa—ambos compartieron una profunda fascinación por la maravilla y la belleza del mundo natural. Bergland argumenta que tanto la poesía de Dickinson como la ciencia de Darwin invitan a una revalorización del "encantamiento" en nuestra comprensión del mundo, proponiendo una visión de parentesco y humildad ante la naturaleza.

Unidades de Encantamiento y Ciencia

El libro de Bergland narra en capítulos cortos cómo Dickinson y Darwin, nacidos en familias intelectualmente elite, combinaron sus intereses en la literatura y la ciencia para cuestionar las barreras disciplinarias y de género que surgieron en el siglo XIX. Ambos vieron la belleza y la verdad como elementos unidos por la maravilla. Darwin se refería a las “bellas coadaptaciones” en la naturaleza, mientras que Dickinson destacaba la divinidad en lo cotidiano, como el canto de un oropéndola. Bergland sugiere que ambos ofrecieron una visión del mundo llena de misterio y asombro, desafiando la racionalización que caracterizó la modernidad.

El Valor de la Humildad Científica

La autora resalta cómo la profesionalización de las ciencias en el siglo XIX cerró oportunidades para las mujeres, como las destacadas científicas Mary Lyon y Harriet Martineau. Este proceso contribuyó a la división entre las culturas literarias y científicas, una separación que Bergland considera desafortunada. En lugar de desmitificar el mundo, tanto Darwin como Dickinson invitaron a un reconocimiento de la interconexión y el parentesco entre todas las formas de vida. Esta perspectiva es especialmente relevante hoy en día, ante la crisis climática y la necesidad de enfoques interdisciplinarios para comprender nuestro impacto en el planeta.

Reencantamiento en la Ciencia Moderna

Bergland cierra su análisis proponiendo que la poesía de Dickinson y la ciencia de Darwin ofrecen un modelo para reencontrar el asombro y la humildad en la ciencia contemporánea. Frente a los desafíos actuales, como la crisis climática, este enfoque puede proporcionar una forma de reencantamiento que reconozca la magia natural y la conexión profunda entre todos los seres vivos. La idea central es que, al igual que Dickinson y Darwin, podemos encontrar esperanza y consuelo en la maravilla del mundo natural y en nuestra relación con él.

Para más información sobre esta fascinante intersección entre poesía y ciencia, pueden consultar el artículo completo [aquí](https://lareviewofbooks.org/article/meeting-as-wonderstruck-kin/)